Es muy comun en el norte, si vas a tomar un café, te lo sirvan acompañado por un alfajorcito de maicena.
Allá los llaman maicenitas.
Por eso, si te sentás en algún barcito de la Recova, en Salta (a mí me gustaba Van Gogh), en Jujuy (mi preferido es Carena) o en Tucumán (me gusta mucho Casapan, y La Bernasconi), vas a probarlo.
A simple vista, son iguales que los de acá... pero en realidad, tienen más masa que dulce (son bien gorditos, y mientras más al norte te vas, más grades los hacen, como los que compramos una Semana Santa en Tumbaya).
Por eso, cuando me da nostalgia, y me invaden las ganas de salir a caminar por Tres Cerritos, de recorrer las calles angostas de San Salvador, o de disfrutar del silencioso paisaje de la quebrada... un tecito (si es de coca mejor) y unas maicenitas me acercan a esos lugares maravillosos en los que supimos alguna vez vivir...
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